Salimos desde Moratalla, pueblo de mi Dulcinea y después de dejar a nuestro amado Jaime, emprendimos camino en compañía de como no nuestros queridos e inseparables compañeros de viajes y aventuras Joaquín y su dulcinea Eugenia. También nos acompañaron, Pepe ceheginero y gran caballero y El Pines, (mi cuñado) caballero andante primerizo en estos lares. Su montura se porto y el caballero también. El viaje transcurrio sin demasiado frió, a diferencia de otros años claro, un poco de agua a la altura de Tobarra y algo de frio propio de estas fechas. Parada en una venta como no podía ser de otra forma para degustar sus ricas viandas ya necesitadas. Degustamos sin prisa pues estábamos cerca de nuestro destino, que no era otro que el pueblo de Dulcinea.
A la llegada nos esperaba un caballeros y su escudero. Luisvi y Tete estaban montando lo que seria el lugar de reunión de tantos caballeros aventureros y rozines de metal que han de llegar desde todos los puntos de España.
Un topillo, un sultán, un Oso, uno Almeriense, un tío grande de Cazorla, un Sevillano y un Castellones ya estaban en sus posadas. Nos reunimos con ellos después de dejar nuestras monturas a buen abrigo. Tomamos caldos y algunos tentempiés pues la noche nos acechaba y con ella su frió. Carmen y Tere unas damas Murcianas llegaban y se unieron a la mesa . La noche del Viernes paso entre saludos risas , ah y algun caldo frio.
El Sábado los caballeros y sus rozines de acero no paraban de llegar, algunos partieron en busca de aventuras, otros recorrieron las calles de la villa y sus conventos y otros dábamos la bienvenida a los participantes en este encuentro.
A la tarde y después de comer algo de carne a las brasas, llego el grueso de los participantes y entre ellos la Dulcinea de El Pines y sus hijos que andaban un poco perdidos por estas tierras. Tambien se unieron a nuestra aventura y llegados de Murcia Pedro Javier y su dulcinea Encarna
Abrazos, saludos y un montón de cariño se respiraba por todos lados. Hicimos tiempo entre caldo y caldo con una actuacion de cómicos hasta que la cena estuviera preparada. Nos reunirnos ante la mesa en zona de calor y al cobijo del frio que nos amenazaba. Después de la cena unos cánticos de rock and roll realizados por un grupo de tierras vecinas. Terminado el canto tocaba descanso, eso si para algunos que otros rondaron y rondaron.
El domingo amaneció con niebla pero no amedendro a los caballeros y sus dulcineas para comenzar aventura y camino.
Termino la concentración con el deseo de un buen viaje y un hasta pronto. A nosotros nos quedaba el recuerdo de una bonita aventura, recoger algunos enseres y partir hacia nuestra querida Moratalla. Encontramos amigos nuevos y saludamos a los viejos, compartimos algunos caldos, caminamos con niebla y frio , reimos y lloramos, pero por encima de todo fuimos Dulcineas, Quijotes y Sanchos.
hasta la proxima aventura.