viernes, 8 de octubre de 2010

Viaje al alto Tajo y Cuenca.

Pasado casi el verano y con las temperaturas más bajas para viajar, emprendimos viaje por tierras de Castilla la Mancha. Salimos el viernes después de dejar a los peques con sus abuelas, y desde nuestra querida Moratalla emprendemos viaje no antes sin dejar de visitar el Paipe y tomar un café.

El tiempo amenaza lluvia, todo el verano si llover y es cojer las motos y la lluvia nos amenaza, ¿tendremos algún don sobre la lluvia?.

Llegamos a Albacete y las nubes nos rodean sin darnos tregua, al final nos alcanzan y nos hacen sentir su humedad. Llegamos a la Almarcha , pueblo de la provincia de Cuenca, allí nos tomamos un descanso que por eso de estar cerca de nuestro destino.Nos relajamos un poco de más, y al salir nuestra sorpresa, el diluvio. Nos esperamos o seguimos, era nuestra duda, quedan como 6o Km. La lluvia y la noche no son buenos aliados para viajar con nuestras monturas, como Quijotes y con nuestras Dulcineas emprendimos viaje bajo la lluvia y cantando, bueno ese era mi amigo Joaquin, no paraba de cantar.






Llegamos al hotel y la jornada terminó, no sin darnos un paseo por la zona vieja de la ciudad y degustar el morteruelo y demás cosas que llenaron nuestro estomago y hicieron disfrutar nuestro paladar.





Cuenca una ciudad llena de encantadas, puentes y casas colgadas, acariciada por el Jucar que a su paso deja zonas arboladas y pescadores de truchas en sus riberas. Una Catedral para visitar con mucha historia en su interior y no cobran por entrar como si hacen en Toledo, sus vistas desde el puente colgante, que un poco de miedo si dan, donde los enamorados dejan un candado para su amor no olvidar .







Rumbo al alto Tajo, tierras de Guadalajara. Nos lloverá o no?, era nuestra pregunta. Ver los buitres sobrevolando las cimas y sus nidosfue precioso, habia muchos y volaban muy cerca de nosotros.Una parada para verlos y viaje hacia el nacimiento del rio cuervo. Nos llego la lluvia antes de llegar a nuestro destino, pero el camino mojado con sus oleres y las nubes que abrazándonos nos dejaban su humedad llegamos al nacimiento del rio disfrutando del viaje, parada para calentarnos por fuera y por dentro, dándonos un homenaje en la mesa con un suculento asado de cordero. Ya sin prisa, (el hotel estaba cerca) la sobremesa se hizo estensa en la cercanía de un acojedor fuego. Y el fuego estaba encendido en el mes de septiembre te preguntarás, la temperatura fuera rondaba los 14 grados, y era de agradecer dicho calor.


Llegamos al hotel de cual no quiero acordarme, y el nombre sonaba bien: Hospederia Real del Jucar, dos estrellas que no estaban, frió, mal olor, estofado de ciervo que no se podia comer, sin agua y mas cosas que no quiero recordar, dudamos en quedarnos o irnos, pero al final una noche se duerme como sea. Y vaya con la noche, con pesadillas y todo, parecía sacado de una película de terror o como minimo subrealista.





Visitamos la Ciudad encantada, disfrutamos del paisaje y rumbo a casa.
Y ya sin lluvia hacia un día estupendo para viajar, sin frío, sin lluvia y poco trafico, un viaje ideal y lleno de sensaciones, bonitos parajes e inolvidables recuerdos.






Llegamos a Moratalla a la comida, no nos queriamos perder las carreras de GP. del gran premio de Aragón y despues de tomarnos unos buenos caldos y mejores aperitivos, a casa de las abuelas a recojer el paquete que con tanto cariño nos habían guardado.